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La misión de cualquier negocio representa la identidad y la personalidad de este, tanto en el momento actual como en el futuro. Aquellos negocios que se han ocupado de definir su misión tendrán mayor capacidad para enfocarse en cualquier tipo de actividad.

Dicha misión forma parte del sistema de valores y creencias del negocio, pero además condiciona dicho sistema de valores e influye en él, todos los integrantes de la organización deben conocerla, es fundamental pues concede estabilidad en cuanto a la identidad del negocio, para definir adecuadamente la misión se suele partir de una o más variables del siguiente conjunto:

  1. La definición del producto que ofrece la compañía.
  2. La necesidad genérica del consumidor que se pretende cubrir.
  3. La definición del mercado o ámbito de actividad.
  4. La tecnología de base que da soporte al sistema de producción o prestación del servicio.
  5. Los niveles de producción y/o distribución de objetivos.
  6. La competencia distintiva de la empresa o activo estratégico fundamental.

Siguiendo con lo anterior, y en función del número de variables que se usen para definir la misión del negocio encontraremos:

  • Misiones muy amplias: que permiten a la empresa una gran discrecionalidad en el futuro desarrollo del negocio, pero pueden generar una cierta desorientación en relación con la identificación de lo que es esencial en la empresa.
  • Misiones muy estrechas: pueden limitar las posibilidades de desarrollo, pero ayudan a centrar los esfuerzos de la organización hacia la consecución de sus objetivos.

 

El propósito estratégico tiene en cuenta que posición debe tener el negocio en el futuro y define los criterios que la organización ha establecido para el camino que debe seguirse. Dicho propósito tiene tres características esenciales:

  1. Incorpora una idea profunda de triunfo: se trata del reto básico de cualquier negocio establecido en términos muy ambiciosos y siempre pensando en el futuro y no en el pasado.
  2. Es estable a largo plazo: da coherencia en las decisiones tanto estratégicas como a corto plazo de la empresa.
  3. Debe merecer el esfuerzo y el compromiso del personal en su consecución: debe ser un reto del conjunto de la organización, es la única manera de lograr el compromiso y la motivación necesaria del personal de la empresa.

 

Suele existir un desfase entre el propósito y la realidad de cada negocio, para superarlo se pueden plantear retos parciales menos ambiciosos y a más corto plazo, y sobre todo es muy importante que todos los miembros de la organización estén comprometidos con este propósito y no sólo unos pocos.

Reflexionar sobre la misión y el propósito estratégico nos ayudará a dar coherencia a todas las decisiones que tomemos en la marcha de nuestro negocio y que las mismas sigan una línea clara y estructurada.