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Tanto para negocios en desarrollo como para aquellos que ya se encuentran asentados, siempre es adecuado buscar el modelo de negocio óptimo, y para ello resulta de gran utilidad emplear como base el modelo Lean Startup, desarrollado por Eric Ries (The Lean Startup – 2008). Aplicar este modelo supone:

  1. Desarrollar una dinámica de aprendizaje continuo aprovechando todas las informaciones que nos llegan del mercado sobre nuestro negocio, dicho aprendizaje debe haber sido validado para poder incorporarse al modelo de negocio.
  2. Deberán realizarse experimentos y pruebas, siempre en condiciones de funcionamiento real que alimenten el proceso de aprendizaje puesto en marcha.
  3. Estos aprendizajes deberán ser a su vez incorporados al modelo de negocio dando lugar a sucesivas versiones del modelo.
  4. Las distintas versiones del modelo pueden sufrir pequeñas adaptaciones, que darán lugar a distintas iteracciones.
  5. Puede ocurrir que sea necesario pivotar el modelo de negocio, es decir, hacer cambios sustanciales en su formulación, como, por ejemplo, en la estructura de las fuentes de ingresos, en la propuesta de valor o en el público objetivo.

Para poder recoger del mercado la máxima cantidad de información que permita perfeccionar el modelo de negocio será preciso crear el denominado producto mínimo viable (PMV), que se define como la versión de un nuevo producto que permite recoger con el mínimo esfuerzo la máxima cantidad de conocimiento validado acerca de los consumidores. Este producto mínimo viable distará de ser la versión definitiva del producto, que deberá recoger en sus versiones mejoradas los aprendizajes obtenidos.

El proceso de búsqueda del modelo de negocio definitivo es un proceso clave en cualquier negocio, ya que siempre hay margen de mejora y aprendizaje. Y conviene que se realice de forma cíclica y constante para adaptarse en todo momento a los cambios del mercado.